Relato Corto
Pues no hace mucho tiempo me encontraba acostado en un sillón bastante grande que se encuentra dentro de mi recámara. Este sillón fue donado y pues fue muy bien recibido en mi casa desde que me encuentro en este lugar, que será hace no más dos años, y ahora ha sido parte de mi vida. Pero es hasta está cuarentena. Que empecé a usarlo con mayor frecuencia. Creo que es como cualquier sillón en el que puedes tumbarte un rato y descansar en él. y ese ha sido su uso hasta estos días. Ha sido parte fundamental de mis siestas de dos o tres horas que realizó. Pero también ha sido parte de algunos de los sueños más entretenidos que he tenido. De hecho, uno de esos sueños me ayudó a escribir esto que ahora les platicaré.
Todo comenzó como cualquier intento de dormir un rato. Recostarse en el sillón y tomar el teléfono como un entretenimiento casual para antes de dormir. Mirar redes sociales y después mirar videos que solamente me dejen dormir sin necesidad de pensar de más.
Pero como cuando se busca dormir, y que en cualquier momento sucede, sin aviso. Quizá me encontraba escuchando algunos sonidos que permitan realizar viajes astrales, cómo acostumbró a escuchar. Por qué de verdad te permiten relajarte bastante. Y pues es así como empezó este sueño tan mágico.
Me encontraba en mi sillón, no recostado, pero si mirando por la ventana que asoma en la pared. Mirando al árbol que se encuentra prácticamente enfrente a esta ventana. Mirando el movimiento relajante de las hojas. Y observando los brillos de sol que se filtraban a través de ellas. Cuando de pronto una singular ave se posó en una de sus ramas.
La mire fijamente y ella no deja de mirar hacia donde me encontraba. No le di más importancia y decidí recostar mi cabeza en uno de los cojines del sillón. De nuevo miré a la ventana alzando un poco mi cabeza. Y de nuevo aquella ave estaba fijando sus pequeños ojos hacia dentro de la ventana. Entonces…
Decidí abrir la ventana y fijarme si algo se encontraba en el borde. Pero note que solo estaba las cenizas de mis cigarrillos. Y que no había nada más. Entonces pensé que seria bueno preguntarle que es lo que miraba y así lo hice:
T- ¿Hola que miras?
solo había silencio…
T-en un momento pensé que me contestarias…. Pero realmente seria algo loco y por demás extraño pensar algo así.
Así que decidí cerrar la ventana y dejar de pensar en esa ave y mejor disponerme a lo que quería hacer en un principio dormir. Y así fue.
Al día siguiente, en otro intento de llevar a cabo una de mis siestas diarias, de nueva cuenta me encontraba realizando lo que ahora parecía un pequeño ritual hacia Morfeo. Recostarme un poco en el sillón, acomodar un cojín, posar mi cabeza, pero, permitiendo que pueda mirar hacia la ventana y hacia el árbol que se encuentra enfrente de ella. Así que lo hice. Mis ojos, giraron levemente hacia las ramas del árbol y de nuevo ahí el ave….
¡Otra vez decidí hablarle al ave, pero sin abrir la ventana, pensé que no tendría sentido abrirla si no iba a contestarme, claro está!
Así que lo que hice fue gritar desde dentro:
T: ¿hola, que haces ahí?
En ese momento el ave empezó a brincar de un lado al otro. Miré de manera extraña al ave. Por que la ultima vez que hice eso de gritar no hizo nada. Pero esta vez se movió.
T: ¿Qué haces ahí?
De nuevo. El ave empezó a saltar de un lado al otro. Ya no me pareció tan extraño. Pensé de nuevo en que algo podría estar en el borde de la ventana. Y decidí abrirla. Mire de nuevo el borde y no había nada.
T: tonta ave.
cerré la ventana, miré al ave moverse saltando de nuevo y abrí rápidamente la ventana para gritarle…
en ese momento mi cabeza sintió un dolor muy fuerte que recorrió el lóbulo occipital, que hizo que cerrara los ojos. Y al abrirlos me encontraba al borde de un edificio. Miré hacia abajo y juraba que caería, y retrocedí unos pasos hacia atrás y caí sobre mis nalgas. Regresando al techo del edificio.
No entendía que pasaba, hace algunos momentos me encontraba en mi recamara y ahora en la azotea de mi edificio. Supe que era mi edificio porque, al momento de abrir los ojos, miré hacia el suelo y reconocí mi calle, además de mirar hacia el horizonte y reconocer algunos edificios aledaños conocidos. Pero ahora estaba en mi azotea. A cinco pisos sobre el suelo.
Al momento de intentar reincorporarme una voz surgió de algún lado. Era una voz femenina que me dijo:
X: T no tengas miedo. Sé que estas confundido…
T: primero ¿Quién eres? ¿Dónde estás? No te veo. Y que hago aquí arriba en este momento.
X: no, aun no.
De nuevo sentí el dolor, y caí de nuevo…
¿Qué carajo? estaba de nuevo en el sillón. Con la ventana cerrada y todo parecía normal. Pensé que lo que había pasado era que había tenido un sueño y que al parecer ya había terminado. Me reincorpore sentándome y mirando mis manos y todo a mi alrededor y parecía normal. Ya estaba la noche, se miraba oscuridad afuera, y algunas luces que alcanzaban a iluminar un poco mi cuarto. Miré mi radio-reloj viejo y eran las 10: 09 de la noche.
Me levante del sofá y al momento dar el primer paso. Mis piernas las sentía muy torpes. Pensé que sería porque estaba dormido. Y continúe hacia la puerta de mi recamara para salir y darme un baño…. Al momento de abrir la puerta de la recamara, escuche varios ruidos afuera de esta… no alcanzaba a ver nada. El pasillo que se encuentra afuera de mi cuarto estaba sin luz… solo se alcanzaban a ver algunas sombras que cruzaban de un lado a otro o algo parecido. Me armé de valor y abrí mas la puerta.
Asome mi cabeza, y escuche un crujir asqueroso y mire lo que nunca creí ver….
Muy bueno... Intrigante y profundo
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